Sinfonía de Amor

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Al desear ver en silencio el negro cielo estrellado, solo pude ver tus ojos,
tu increíble y sincera mirada que sin hacer esfuerzos me enamora
en tus pupilas se refleja eternamente el color de mi alma
es tu luz interna, tu luz de mujer, la luz que mi corazón adora.

Al querer escuchar el canto de los pájaros, no escuche más que tu voz
ese sonido amado, el ondulante titilar de tus palabras
el majestuoso conjunto de letras que forman la palabra te quiero
aquel te quiero que sale de tu pecho y que tus labios transforman para mi.

Al ansiar descansar sobre un florido prado, encontré la suavidad de tu piel,
la tersura aterciopelada de tu rostro, el leve carmín de tus mejillas
iluminadas por tu tierna sonrisa, incansable manantial de ternura
tu piel, tu delicada piel que se estremece con las caricias de mis manos.

Al anhelar beber agua fresca, sediento y cerrados mis ojos besé tus labios,
tus dulces labios de miel, con el azucarado perfume de los cerezos en flor;
besos que me hacen ir al mismo edén y traer para ti aquel fruto prohibido
atrevido y conciente del deseo de posar mis labios nuevamente en los tuyos.

Al esperar la tranquilidad de la puesta de sol, descubrí la paz de tu presencia,
la sinceridad de cada uno de tus suspiros, la serenidad de tu respirar
tu calma y alegría, tus espontáneas caricias, tu cara contra mi pecho,
tus brazos entrelazando mi espalda, mis brazos entrelazando tu vida.

Al desear, querer, ansiar, anhelar, esperar las cosas que me hacen un hombre feliz
te encuentro a ti, mi lirio blanco,
hermosa, entre los hermosos rayos del sol
te encuentro a ti, mi ojitos de luna,
eterna, en medio de una eterna lluvia de estrellas
y día a día descubro en ti a la mujer que siempre soñé, creé, ideé y pensé para mí.
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