Confesión

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Escribo para ti:
Porque en el alma siento deseos de hacerlo
Porque así, en papel se hace perpetuo
Porque eres mi inspiración en este preciso momento

Porque extraño demasiado el sabor de tus besos
Porque ansío verme reflejado en tus ojos
Porque necesito sentir en mis dedos la suavidad de tu pelo

Porque no tienes miedo de expresar tus pensamientos
Porque no me da temor demostrar mis sentimientos
Porque el temor a manifestar emociones esta eliminado

Porque en tus ojos veo presente y futuro
Porque en tus palabras escucho sinceridad
Porque en tus actos siento amor y verdad

Porque el reloj avanza al ritmo que nosotros queremos
Porque el clima nos entrega a diario la temperatura ideal
Porque la distancia no es suficiente para estar lejos

Porque tu mano pequeña calza perfecta en la mía
Porque si miras 45 grados hacia arriba encontraras mis ojos
Porque si te acercas un poco, mis labios besarán los tuyos

Porque sin golpear ni avisar te metes en mis sueños
Porque me da tranquilidad profunda oír tu voz
Porque pones atención aún a mis silencios

Porque un roce nos pide a gritos unir nuestro corazón
Porque somos de piel de caricias y besos
Porque nuestra alma se funde en una sola sin buscar razón

Porque tus sueños y anhelos son interesantes
Porque mis ideas y planes te interesan
Porque nos comprendemos apoyamos y crecemos

Porque no es necesario alabar tu radiante belleza
Porque no hace falta decirle al viento que eres hermosa
Porque es mas fácil hablar de ti que hacerte un poema
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Poema Entristecido

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Hoy Día

Ya no sufro por tu voz violenta,
ni me hieren tus desdenes ni tus dardos.

Ya no siento en el ensueño de la noche
como rudas pedradas tus palabras.

Tus palabras que en un tiempo fueron redes
en el fondo de las cuales debatíase mi alma deslumbrada
pez cautivo
flor noctambula
lentamente por tus dedos destrozada.

Ya no tengo el corazón abierto
como roja corola desgarrada
ya no siento ese temblor helado
que de los pies a la cabeza me subía como un rayo
y adentro de mis venas
en eléctricos cuchillos se trizaba.

Ya no tengo la garganta traspasada
por espinas, por espadas
por agujas que se hundían en la carne
y en el alma se quedaban.

Ya no siento esas angustias,
por tus sabias ausencias meditadas
y no ruedo a los abismos
ni me doy a los derrumbes
a que el gesto indiferente de tus labios me empujaba.

Ya no tengo en las ojeras
ese eterno manantial de lágrima escarchada
y no queman tus violencias
como trozos de brasa iluminada.

Ya no importa la distancia,
ni el silencio,
ni tu voz,
ni tu recuerdo.

Si una vez fuiste campana
que invadía de tañidos melodiosos
hasta el último rincón del universo,
si una vez fuiste milagro
que cubría de jacintos deshojados
y de estrellas los caminos...

Mira, hoy día,
ni eres eco,
ni eres pétalo, ni cristal, ni incendio,
ni siquiera eres la sombra de la hoja
que en el árbol se columpia.

Y si quieres que lo diga de una vez
y con tus propias palabras despiadadas,
mira, hoy día,

Ya no importas y no dueles nada.
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